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Arquitectos: Mario Martins Atelier
- Año: 2020
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Fotografías:Fernando Guerra | FG+SG
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Proveedores: Alberto Rocha, Fassa Bortolo, Margres, RMC beyond the stone, Sosoares
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Casa 27 está situada en un gran terreno con vistas privilegiadas, se extiende hacia el este, a través del intenso verde, que desciende suavemente hasta el estuario de la Ría de Alvor y la diversidad de sus mareas.
La idea era elegir un material de revestimiento, natural y con textura, para sus cimientos. Un material vivo, con volumen, que se integra en el espacio ajardinado circundante. Pero eso también, por contraste, da mayor ligereza a los volúmenes en yeso liso, que son el lienzo blanco y el fondo de las dos casas.
En la Casa 27, se elige un material de gran riqueza cromática, que lleva la fuerza de la tierra y envejece con nobleza: el ladrillo macizo y artesanal de Santa Catarina, colocado de forma oblicua y desfasada. Esta elección, con un uso más contemporáneo del barro cocido, tan presente en la arquitectura vernácula de las tierras del sur, da como resultado un notable efecto geométrico, que nos confunde, por la repetición de las formas y sus sombras, más o menos marcadas, a lo largo del día.
El mismo material, baldosas de arcilla, hechas a mano, cubre todos los suelos, interiores y exteriores de esta casa, para resaltar la crudeza deseada y reutilizar un material presente en la cultura arquitectónica de esta región. Casa 27 sólo tiene un piso por encima de la entrada y otro por debajo. Esto soluciona el desnivel del terreno.
Una pasarela se suelta sobre el jardín, para llevarnos a la entrada de la casa, a través de su planta superior, a un espacio abierto, donde se encuentra el salón con zona de comedor, que naturalmente se extiende a la terraza exterior, con una vista inmejorable y privilegiada. Un dormitorio y un baño de apoyo completan funcionalmente esta planta.
En la planta inferior se encuentran los demás compartimentos habitables y las zonas de apoyo adicionales. Una escalera exterior atraviesa el volumen para permitir el acceso a una terraza en la azotea desde la que las vistas son aún más impresionantes.
A través de una raíz más vernácula para la Casa 27, parece evidente la contemporaneidad de una intervención atravesada por los recuerdos y la voluntad de respetar este paisaje único. Porque el paisaje se hace con tiempo y respeto.